Quizás
sea muy pronto pero creo que poco a poco se le ha bajado la radiación al
ChicoKriptonita.
Cuando
tenía 21 años ChicoKriptonita terminó nuestra relación y yo decidí dejarme ir,
hundirme en la tristeza, cultivar mi depresión y continuar con mis hábitos
autodestructivos. Al cabo de un año él regreso a la escena, no recuerdo si yo
lo busqué o él a mi, pero todo empezó a tomar forma y volvimos.
Ahora,
luego de varios años, soy honesta conmigo y admito que lo único que busqué era
un malo conocido para no seguir sola, conformarme para evitar el rechazo, no
esforzarme en crecer y aceptar lo que más o menos era aceptable. Y sobre todo,
demostrar a todo quien pasara delante de mí que no fracasé en eso llamado
relación seria, sino que había sido capaz de lograr la relación perfecta.
Y
obvio, sucedió lo inevitable, no sólo me aburrí, me sentí aun más infeliz que
antes, porque me había perdido a mi misma por ese estúpido afán de no quedarme
sola, me había destruido por completo, había alcanzado hundirme llevando a cabo
el habito más autodestructivo: negarme la felicidad por ese miedo a estar sola
conmigo misma.
Luego
que terminamos lloré porque el miedo seguía ahí, estaba perdida y sin amigos,
los cuales yo misma fui abandonando por darlo todo en una relación que ni yo
misma deseaba. Pero al mismo tiempo me sentí liberada, ligera porque no tenía
que seguir fingiendo, al fin sentirme cómoda en mi propia piel y mirarme frente
al espejo sabiendo que luego de todo lo que había pasado ya no iba a hundir a
mi misma.
Sucedieron
tantos episodios de flaqueza que me hicieron pensar que había cometido un grave
error, pero también sucedieron pruebas que me demostraron que en toda mi vida
había tomado la mejor decisión de mi vida.
Meses
atrás me di con una gran noticia que movió mi fibra más sensible, me dio esos
escalofríos que inician en la columna y llegan a mi cabeza como un calambre
neuronal; decidí enfrascarme en mi trabajo y el día pasó, la semana pasó, el
mes pasó y espero con ansias que pronto pase el año.
Hoy
me miro al espejo, dudo, luego me convenzo, vuelvo a dudar, me convenzo de que
si soy más fuerte, que sí puedo seguir sola y que no habrá obstáculo imposible
para mi… Y sí, es la lucha contra mi miedo a estar/quedarme sola es diaria, hay
días mejores y peores, hay días en que los obstáculos me parecen muy duros y
dudo, me siento de nuevo débil, mis miedos crecen tanto que me parece imposible
superarlos, pero por suerte en esos momentos no estoy sola, mis amigos y
familiares me dan ese apoyo que impide que caiga de nuevo.